El monoi, o "aceite sagrado", es un producto puro y natural de la Polinesia. Es un auténtico producto de belleza y, si lo utilizas correctamente, te hará mucho bien. A continuación te explicamos cómo aplicar y utilizar el Monoï.
¿Cómo se aplica el monoi en el cuerpo?
El Monoï es un aceite rico que ayuda a proteger la piel de diversas agresiones (frío, sol, viento, sal, arena, etc.). No alergénico, es adecuado para la piel de toda la familia, desde los bebés hasta los adultos. El Monoï rehidrata las pieles dañadas y protege las pieles sensibles, gracias a la película hidrolipídica que deja sobre la piel.
Para solicitarlo monoi en el cuerpotienes dos opciones. Cuando está sólida, es decir, en invierno o a veces incluso fuera de temporada (se congela por debajo de 24 grados), puedes calentarla para licuarla. Este método requiere conocimientos especiales (consulte nuestro artículo sobre el tema). También se puede aplicar sólido, si antes se ha envasado en un recipiente que lo permita. Basta con un palito de madera o una cucharilla para coger una pequeña cantidad de producto, calentarlo entre las manos y aplicarlo sobre el cuerpo.
Cuando es líquido, el Monoï es más fácil de aplicar. Pero hay que tener cuidado. Se trata de una sustancia grasa. Es decir, para evitar aplicar demasiada cantidad y que penetre lo mejor posible en la epidermis, es aconsejable aplicarlo sobre la piel húmeda. El momento ideal para hacerlo es cuando acabas de salir de la ducha, por ejemplo. Puede aplicarse Monoi por todo el cuerpo, ya que no es peligroso ni alergénico.
Los mejores consejos para aplicar monoi a tu cabello
El Monoï es un verdadero tratamiento completo para la piel. Beneficia a todo el cuerpo, incluido el cabello. El aceite de coco que contiene el monoi fortalece el cabello frágil, repara el cabello dañado y protege todas las melenas de las agresiones externas. Además, aporta brillo y texturiza los rizos de los cabellos más rebeldes.
Pero recuerda, el monoi es un aceite, y aunque es bueno para el cabello graso, hay algunos trucos que puedes seguir para aprovechar al máximo sus beneficios sin apelmazar la fibra capilar. Es aconsejable darse un baño de aceite de monoi una vez a la semana. Para cabellos muy dañados, puedes aplicarlo como mascarilla nocturna.

Para el baño de aceite de monoi: tres cucharaditas de aceite de monoi son suficientes para el pelo largo, 2 para el pelo de longitud media, una para el pelo corto (como un bob) y media cucharadita para los cortes boyish. Para aplicarlo, pon la cantidad necesaria en un cuenco pequeño, luego coge una pequeña cantidad con las manos y aplica el Monoi en los largos y las puntas. Evite aplicarlo en las raíces, sobre todo si su cabello se engrasa con facilidad. Para que la aplicación sea uniforme, peina el cabello de abajo hacia arriba. Envuelve el cabello en una toalla y déjalo actuar entre 30 minutos y una hora. A continuación, acláralo con agua tibia antes de lavarlo dos veces con champú.
Para la mascarilla Monoi, utilice las mismas cantidades que en el caso anterior y la misma técnica de aplicación. Sólo cambiará la duración. Los cabellos más dañados necesitarán un tratamiento más intenso. Así que déjelo actuar toda la noche en una toalla. Por la mañana, aclare bien el cabello con agua muy caliente y, a continuación, lávelo con champú 2 o incluso 3 veces para eliminar los residuos. Aplicando Monoi en el cabello de forma regular, conseguirás resultados rápidos: ¡tu fibra capilar te lo agradecerá!
Masaje y bronceado monoi, ¿cómo funciona?
El monoi puede utilizarse en cualquier época del año. Pero este aceite perfumado no es en absoluto un aceite bronceador. Aunque mucha gente siga pensando lo contrario, no está pensado para la exposición al sol, por la sencilla razón de que no tiene filtro SPF Así que no le protegerá de las quemaduras solares ni de los rayos UVA y UVB. Aunque su aroma invita a irse de vacaciones, no caigas en la tentación de embadurnarte la piel de monoi bajo el sol. Ningún polinesio se atrevería
Por otro lado, el monoi es un aceite ideal para masajes. Antiguamente, las madres tahitianas hacían monoi para cuidar a sus bebés. Cubrían el cuerpo del recién nacido con este precioso aceite y masajeaban suavemente cada extremidad, el torso y la espalda. Su dulce fragancia calmaba a los bebés y el masaje les ayudaba a dejarse llevar a los brazos de Morfeo. Los masajes con Monoi no eran sólo para niños, también los disfrutaban los adultos.
Símbolo de sensualidad, el monoi ocupaba un lugar especial en las relaciones entre adultos. Era un momento de complicidad entre amantes. Las mujeres solían fabricar monoi con las flores de tiaré que llevaban durante todo el día. Imbuidas de su aroma, creían que el simple acto de masajear a su hombre con su monoi lo mantendría cerca de ellas el resto de su vida. Hoy en día, el monoi se sigue utilizando para los masajes tradicionales, pero también en los salones de belleza.