Tras la pista histórica de monoi
Muy apreciado tanto por su fragancia como por sus beneficios, el monoi es un aceite originario de la Polinesia. Su nombre significa "aceite perfumado" en la lengua nativa. Descubierto hace unos 2.000 años, ha hecho las delicias de las mujeres de todo el mundo. He aquí cómo se descubrió el monoi y se exportó a todo el mundo.
El descubrimiento del monoi
Los tahitianos perfuman el aceite de coco con flores de Tiaré desde la antigüedad. En 1824, el primer extranjero descubrió las flores de Tiaré. Fue Dumont D'Urville, oficial de la marina francesa y explorador. En un viaje científico, se aventuró en aguas del Pacífico y quedó embriagado por el delicado aroma de las flores de Tiaré. Le pidieron que trajera especies vegetales y regresó a Francia con unas 3.000 plantas, entre ellas la famosa flor de Tahití. Sin embargo, nunca mencionó el monoi como tal.
En 1769, el capitán James Cook mencionó el monoi en uno de sus relatos de viaje. Durante su estancia en la Polinesia, describió las costumbres tahitianas y se refirió al aceite de monoi con el que los habitantes se untaban el pelo y el cuerpo.
Historia del monoi en Tahití
El monoi se utiliza en Tahití desde hace más de 2.000 años. Estaba reservado a los nobles de la isla, también conocidos como los Arii. La ancestral técnica de fabricación se sigue utilizando hoy en día.
Los tahitianos utilizaban el monoi para los masajes (taurumi en tahitiano). Era un aceite que se aplicaba a los recién nacidos para estimular su desarrollo psicomotor y preparar su piel para las amenazas externas (sal, sol, etc.). La leyenda cuenta que el dios tahitiano de la belleza, Tané, nació en forma de medusa. Ta'aroa (el creador) consiguió moldearle un cuerpo y una piel perfectos masajeándole con elementos naturales (entre ellos, el monoi).
El monoi tahitiano tiene una connotación sagrada, que recuerda el vínculo entre la Tierra y el Hombre. A través de los gestos del masaje, se comunica una simbiosis entre madre e hijo que dura toda la vida.
Piedra de Moorea
En la isla de Moorea se encuentra una de las primeras herramientas utilizadas para preparar el monoi: la piedra de Moorea (Ofai Tahinu). Es una enorme piedra cuadrada con una cavidad tallada. Antiguamente se utilizaba para hacer monoi.
Ofai Tahinu es una reliquia polinesia que se ha convertido en sagrada. La piedra está escondida en medio de la selva. En la cavidad se machacaban cocos y flores de tiaré. El monoi extraído se reservaba exclusivamente a reyes y reinas. Algunas mujeres también acudían a dar a luz cerca de la piedra.

La difusión del monoi por el mundo
Con los viajes por mar, muchos exploradores acabaron llevando el monoi a sus países de origen. Al ver los beneficios que aportaba al pueblo tahitiano, las virtudes del monoi fueron alabadas en todo el mundo, hasta el punto de que los productores locales lo convirtieron en un negocio muy lucrativo, pero siempre respetando los valores ancestrales.
Hoy en día, el monoi se produce a escala industrial para satisfacer las necesidades de todo el mundo. La Polinesia sigue siendo el principal productor, porque la flor de Tiaré, esencial para las prendas, sólo crece en las islas. el 90% de la producción local se exporta, con lo que se ingresan más de 5 millones de euros al año.